lunes, 18 de mayo de 2015

Vergüenza

Homofobia: Aversión obsesiva hacia las personas homosexuales.

A veces no sé en qué mundo vivo, a veces me entran ganas de gritar: que se pare el mundo que me bajo. A veces me bajaría de un salto, sin avisar, con lo puesto. Hay actitudes ajenas que me dan vergüenza, una vergüenza que me hace abrir los ojos de par en par y llevarme la mano a la frente en señal de escepticismo. Cuesta creer lo que veo y escucho. Pero sucede, en cada barrio de cada ciudad. Me da vergüenza cruzarme con personas que tienen poco de personas y mucho de bestias con instintos más oscuros que una noche cerrada. Me asusta convivir con personas cerradas y cortitas de mente, deshumanizadas, sin sentimientos, sin respeto. Con altas dosis de cinismo y odio recorriendo su cuerpo y sus días, seguramente tan vacíos como ellos. 

Me da vergüenza, y pena, encender la tele y ver a un joven asustado, confesando que casi lo matan. Confesando que tiene miedo de salir solo a la calle por si vuelve a suceder mientras oculta su rostro y sus heridas de guerra. Por desgracia, él vive en una guerra constante, y yo no sé en qué mundo miserable vivo. Me da vergüenza que eso sea noticia en prime time, que en 2015 se siga maltratando física y verbalmente a personas por su condición sexual. En esta sociedad anclada en los prejuicios, de lengua larga y tolerancia escasa, sale barato juzgar al de al lado, juzgar sin conocer, opinar sin saber. Reírle las gracias al analfabeto de turno que pide turno para descalificar porque no sabe hacer otra cosa.

Me da vergüenza la falta de educación y de sensibilidad. La carencia de valores, asusta. Que se construyan muros que cercan la libertad, asusta. Me da vergüenza escuchar que hay amigos que dejan de ser amigos y padres que miran hacia otro lado cuando la verdad hace acto de presencia. Me da vergüenza que se cuestione el amor ajeno, y me gustan las personas con amor propio que tiran para adelante sin mirar atrás. ¿Quién soy yo para juzgar el amor entre dos personas? ¿Qué pasaría si dejáramos vivir, si dejáramos que el resto del mundo pudiera querer sin barreras e insultos arcaicos?

El pasado domingo se celebró el Día Internacional contra la Homofobia. Homofobia, esa aversión hacia la diversidad afectiva y sexual. Una palabra fea, incomprensible, inhumana. Una palabra que envuelve el retroceso, lágrimas y odios. No permitas que nadie te haga callar. Todos somos diferentes. Quiere a quien quieras y punto, le pese a quien le pese. Y que hablen, que hablen hasta que se cansen. 

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