jueves, 30 de abril de 2015

Cada día de mi vida

Siento un respeto casi reverencial por el llanto ajeno. Por eso cuando una amiga me encañona de frente con la cara emborronada de negro y me pregunta con timbre atormentado: «Qué hago para olvidarlo todo». Me quedo blanca, porque con suerte no lo olvidará nunca, porque no sé si encontrará en mí el consuelo que busca y porque no pienso mentir. Las mentiras a quemarropa me ponen nerviosa. Además, ya ha coleccionado bastantes patrañas del chulillo que la trataba con un aire principesco que no era más que una fachada de cartón piedra.

martes, 28 de abril de 2015

Qué hubiera pasado si...

A estas alturas de la película, y por nuestro bien, deberíamos ir aprendiendo una lección vital: lo único que tenemos es el presente. Suena a topicazo, a frase de manual más que exprimida, y si le sumo a presente la palabra regalo, apaga y vámonos, la edulcoración es máxima. La teoría, grabada a fuego, pero la práctica no sé yo. Por eso, cuando formo parte de una conversación y escucho el temido qué hubiera pasado si o el si hubiera… me entran los siete males, uno detrás de otro, porque estacionamos el presente y lo que ponemos en práctica es el llamado efecto retrovisor. Eso sí lo sabemos hacer bien.

lunes, 27 de abril de 2015

“Si no quieres ser un homeless digital, hay que tener un blog”

Lo leí hace un par de meses en el libro Urbrands, de Risto Mejide. En ese instante me sentí la más homeless digital del planeta. Vaya, que Risto, al que no conozco personalmente, creó en mí una necesidad; la de tener blog. Qué bien lo sabe hacer el tío. Por cierto, el libro me gustó bastante. Pero ahí no quedó el asunto, me hice Facebook, Twitter, Instagram -sin redes sociales también eres un poco homeless- y a partir de ese momento, como si de una señal se tratase, muchas personas empezaron a preguntarme por el blog, por el blog que aún no existía. Pues manos a la obra. Me gusta seguir los consejos de los que saben y las señales que me manda… ¿el universo?