domingo, 16 de agosto de 2015

Dónde está mi coche

Ya sé por qué no suelo beber, es más, ya sé por qué no salgo mucho de fiesta. Por las consecuencias, porque el whatsapp te recuerda vilmente que enviaste mensajes que no debías, por el día después; hoy siento que he hecho el camino de Santiago en tacones ida y vuelta y, además, esa horrible sensación de estar subida en una noria que gira a toda velocidad. Resacas. Hablemos de resacas. Maldita botella de vino blanco…

Se me cierran los ojos, no sé qué va a salir de este miniartículo. Lo que sé a ciencia cierta es que a lo largo de mis treinta años he padecido dos tipos de resacas. Resacas alcohólicas y resacas emocionales. Las primeras se curan entre sábanas con complejo de arenas movedizas, con agua fresquita y con el paso de las horas. Las segundas solo con el tiempo al tiempo.
Por culpa de las segundas vienen las primeras, es como un círculo vicioso, beber para olvidar y luego lo recuerdas todo con más fuerza, y empieza doliéndote la cabeza y acaba doliéndote el alma, acabas resoplando y los recuerdos volando a tu alrededor.

Las resacas alcohólicas ponen las cartas sobre la mesa y tu cabeza debajo de la almohada. Solo escuchas el eco de las risas y los brindis arrasadores. Las resacas alcohólicas nos hacen sentir mal pero no son tan malas como parecen. Te hacen sentir culpable pero a veces te devuelven la inocencia. Te recuerdan lo que quieres y lo que no, te revelan tus miedos y de ahí la angustia. Las resacas alcohólicas te dejan ko, sin fuerzas para pensar, pero al fin y al cabo el dolor de cuerpo te hace sentir que sigues vivo. Por la noche todo parecía más claro que por el día. Ese es el resumen de una resaca.


Las resacas emocionales te dejan vacía y mareada, como si hubieras bailado un vals a cámara rápida; mientras bailas te ríes, pero cuando se para la música se para el tiempo, y te preguntas: ¿Y si lo único que nos enamoraba era el baile? Las resacas emocionales son crueles, te dejan sin palabras, sin ganas de jugar, con la sensación de que has perdido. Son como el péndulo burlón de un hipnotizador, es el despertar en tierra firme aunque sientas que estás inmerso en un mar picado. Truenos y relámpagos, pero ya no llueve, ya no hay risas, ni ecos del pasado, solo un volver a empezar sin saber muy bien cómo. Odio las resacas emocionales, parece que el tiempo no pasa mientras pasa de todo.

Hay que procurar que ambas resacas no vayan de la mano, que no se alíen, que no exista complicidad entre ellas. O abrir los ojos será demasiado demoledor. "Esto cuánto va a durar", "dónde está mi coche", "no vuelvo a beber más", "no me vuelvo a enamorar". En fin, resacas, mentiras.

2 comentarios:

  1. Curiosa palabra "resaca".....será porque "saca" con nocturnidad y alevosía, la energía y la filosofía?

    Muy buen artículo Myriam....transformaste tú "resaca" en "recreo" para tus seguidores....Te felicito y brindo por ello....Chin - Chin (eso si con agua fresquita y bajo contenido en minerales.....bien blandita y ligerita)

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  2. No había leído tu comentario, Jorge! jeje Gracias, a mí todo me da para escribir un artículo :p
    Un besazoo

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