martes, 3 de noviembre de 2015

Escribirnos menos y vernos más


Hay que escribirnos menos y vernos más; que poco nos decimos para todo lo que hablamos. Hay que verse más, sí, y mirarse a los ojos como si fuera la primera vez. Vernos y, si se tercia, olvidarnos de respirar durante un rato. No pensarlo y hacerlo y pedir una de lluvia para dos y sin paraguas. Y olvidarse del tiempo, que para verse y mojarse solo se necesita valor y ganas, no un reloj como coartada. Hay palabras que están de más si no se dicen a la cara.

Hay que escribirnos menos y vernos más. Hasta que nos duela mirarnos y tengamos que apagar la luz para vernos de verdad. Vernos y vestirnos de principios hasta descubrir el final. Sí, hay que verse más, y dejar de escribir te quieros para sentirlos debajo de la ropa. Y dejar el móvil olvidado en un cajón, junto al miedo. Quedarnos sin cobertura y quedar. Escribirnos menos y convertirnos en puntos suspensivos, en una historia que merezca ser contada.

Vernos para comprobar que hay silencios hechos a mi medida. Hay que verse y desnudarse, que no me gusta el frío.


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