domingo, 4 de octubre de 2015

Sonrisas para abanicarme si hace calor

El pasado viernes fue el Día Mundial de la Sonrisa. Hablemos de las sonrisas. Me fascinan las personas que siempre sonríen, yo no tengo esa bonita capacidad. No sonrío pierda o gane, pase lo que pase, sople el viento de Levante o de Poniente; no sonrío si me levanto a las siete y tengo frío y sueño y está lejos o en mis sueños. Pero cuando sonrío lo hago de verdad. 

Y es que hay sonrisas de plástico que no dicen nada, de postureo inútil y palmaditas en la espalda, que lo único que dan es tos y disgustos y ganas de llorar. Hay sonrisas del todo a 100, falsas y chaqueteras, estas salen caras: las calo al primer golpe de vista, se rompen al tercer uso, se gastan si se lavan.

Hay sonrisas cómplices que gritan en silencio lo que las palabras callan. Hay sonrisas de repuesto, de las que se guardan en el bolsillo trasero del pantalón para casos de emergencia; sonrisa nueva y a rodar. Hay sonrisas pícaras que juegan a las adivinanzas, que suman alegrías y restan problemas. Hay sonrisas que empiezan como un juego y se convierten en un idioma sin palabras. Y si ganas… ganas confianza, y si pierdes… pierdes el miedo junto a la ropa.

Y hay sonrisas que enamoran, que resumen mundos en los que me gustaría vivir… aunque fuera de okupa. Esta, esta es la suya.


2 comentarios:

  1. Bueno Myriam, ya te sigo por todo internet, juas, acoso... no!! admiración, guardo tu blog en favoritos, con una sonrisa antes de dormir, que mañana ya de madrugada amanezco de nuevo. Gracias por tu libro y ser como eres!!

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  2. jajaja me tienes controladísima. Nada, gracias a ti por el apoyo y por comprar mi novela ;) Feliz semanita!

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